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¿Té o café? En España, esta batalla la ha ganado tradicionalmente la semilla tostada y sabrosa de un café solo o con leche, pero en los últimos años proliferan teterías y tiendas de té por doquier, recordándonos que a nuestra bebida de sobremesa por antonomasia le ha salido un rival fuerte, la infusión de hojas y brotes de la planta de té, que se cultiva en China, India o Japón. Para muestra, estos datos: según la consultora SymphonyIri, el sector de las infusiones en España creció en 2012, respecto al año anterior, un 2,2% en volumen de venta, y un 7,5% en su valor (118,3 millones de euros generados). Y Patricia Polvora, CEO y cofundadora de Teterum, marca de té gourmet solidario y de calidad sostenible, añade: “Nuestra clientela masculina ha crecido en un 15% desde el año pasado. Antes, eran fundamentalmente mujeres”.
Aunque ya sabemos que la teína es cafeína, y que por tanto conviene moderar su consumo (no más de 6 tazas de té al día), los beneficios de esta infusión son aireados por expertos y consumidores. Enumeramos aquellos que más evidencia acumulan. Y solo una advertencia: “Entre las desventajas del té, la única digna de mencionar es que los taninos, en especial los del té negro, dificultan la absorción del hierro en la dieta. Por eso está desaconsejado en personas con anemia ferropénica. Pero salvo en este caso, no hay inconveniente en beberlo a diario”, explica Marta Aranzadi, doctora especializada en Nutrición con clínica propia en Madrid y autora del blog Confieso que como. Pero pasemos a lo bueno… y veraz.
Ayuda a frenar el deterioro cognitivo. Es lo que asegura un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition en 2008. El objetivo de dicha investigación fue determinar la relación entre el consumo habitual de té y el deterioro cognitivo en personas de origen chino mayores de 55 años. Al comienzo del ensayo, se evaluaron dos factores: el consumo de té entre los participantes y el resultando de unos exámenes cognitivos que dichas personas también realizaron entre uno y dos años después. Pasado el tiempo de prueba, los investigadores llegaron a la conclusión de que la ingesta de esta infusión ayuda a mantener en buen estado las funciones cognitivas.
Reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Según una investigación realizada por el Centro Leibniz en la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf (Alemania), los polifenoles del té influyen en la digestión de la glucosa y protegen las células beta del daño de los radicales libres, reduciendo en un 16% el riesgo de desarrollar una diabetes tipo 2. Ahora bien, el doctor Herder, portavoz del equipo de especialistas que llevó a cabo dicha investigación, insiste: “Este efecto solo se consigue si se bebe un mínimo de cuatro tazas de té diarias. Si se toma menos, el té no juega ningún papel frente a la posibilidad de que aparezca este tipo de diabetes”.
Disminuye la incidencia de fracturas óseas. Beber té negro diariamente es un método muy eficaz para prevenir el riesgo de fracturas óseas en mujeres de edad avanzada. Esta es la conclusión de un estudio presentado, el pasado octubre, en el Congreso de la Sociedad Americana de Investigación Ósea y Mineral, y que consistió en lo siguiente: se analizaron las respuestas de 1.188 mujeres sobre sus hábitos alimentarios y se las dividió en tres grupos, según su consumo de té. El primer grupo (204 participantes) tomaba hasta una taza semanal, el segundo (357 participantes) bebía entre una y tres tazas diarias y el tercero (627 participantes) consumía más de tres tazas al día. Tras un exhaustivo seguimiento de 10 años, se observó que las mujeres del tercer grupo tenían menos riesgo de sufrir fracturas óseas que las de los grupos uno y dos, entre los que apenas se hallaron diferencias.
Detiene la acumulación de grasa en el hígado. En el año 2008, el científico nutricional Richard Bruno y su equipo de investigación de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos) publicaron en The Journal of Nutrition un estudio en el que descubrieron que la ingesta diaria de té verde bloquea la cantidad de grasa que se acumula en el hígado. Para llegar a esta conclusión, durante seis semanas alimentaron a ratones genéticamente obesos con extracto de té verde, con dosis que equivalían a una media de entre tres y siete tazas de té diarias para los humanos. Todos los días realizaban pruebas a los animales para ir controlando el efecto que el té verde producía en su hígado. Transcurrido el plazo de observación, los investigadores encontraron que el té verde bloqueaba la cantidad de grasa depositada en el hígado y mejoraba la función hepática.
Contribuye a eliminar los kilos de más. Es evidente que cualquier variedad de té, al llenarnos el estómago, reduce la sensación de hambre y hace que comamos menos, y que al tomar esta infusión, evitamos recurrir a los refrescos y bebidas industriales, que tantos azúcares y calorías aportan. Pero el blanco, en particular, es una fuente natural de sustancias adelgazantes. Esta es la deducción a la que llegó el nutricionista alemán Marc Winnefeld, después de realizar una investigación que fue recogida por The Telegraph en mayo de 2009. Según sus hallazgos, dicha infusión impide la formación de células de grasa nuevas y ayuda a eliminar las ya formadas. “Los polifenoles que contiene el té blanco (catequinas, teofilina, teobromina, cafeína y vitamina C) ayudan a tener un perfil saludable de ácidos grasos y además activan la termogénesis, que es la capacidad del organismo para generar calor, lo que ayuda a adelgazar”, recomienda la doctora Aranzadi.
Favorece la digestión. Un estudio publicado por Journal of Agricultural and Food Chemistry en 2005 concluye que el té verde mejora la digestión por su elevado contenido en catequinas, unas sustancias que aumentan la actividad de la pepsina, que es una enzima digestiva que ayuda a descomponer las proteínas en el estómago. Al hilo de ello, Aranzadi añade: “Es muy buen hábito terminar una comida copiosa con una taza de esta variedad. Los demás tipos también ayudan a digerir, pero no de una manera tan eficaz, ya que el té verde es el que contiene un mayor porcentaje de catequinas”.
Camufla la halitosis. Según una investigación realizada por la Facultad de Odontología de la Universidad de British Columbia, en Vancouver (Canadá), publicada por la revista científica Journal of Nutricional Science and Vitaminology en 2008, el té verde inhibe la producción de compuestos volátiles de azufre, que son los principales causantes del mal olor de boca. “Ahora bien, hay que tener muy en cuenta que esta inhibición es temporal y que pasado el tiempo de efecto (no suele prolongarse durante más de una hora), la halitosis vuelve a aparecer si no se trata la causa que la origina. El té es un buen remedio para camuflar la halitosis si, por ejemplo, tenemos que acudir a una entrevista de trabajo, pero no para curarla”, afirma Laiqi Xiang, odontóloga experta en halitosis del Centro Dental Core de Madrid. Además, mejora la salud de las encías: “Está comprobado que los polifenoles del té verde tienen efectos antiinflamatorios y antibacterianos sobre los gérmenes implicados en procesos de gingivitis y periodontitis”, concluye.
Fuente: www.elpais.com
En los últimos años la halitosis ha despertado un gran interés entre la población por sus complicaciones a nivel bucal y por sus repercusiones a nivel social y psicológico que puede afectar a la vida diaria de los pacientes y a sus relaciones sociales, afectivas y profesionales. A pesar de ello, existe una serie de falsos mitos alrededor de la halitosis que dificultan su diagnóstico y tratamiento.
Baja prevalencia.
En ocasiones desconoce el problema debido a la incapacidad de oler el propio aliento o por la adaptación de su sentido del olfato. En otras ocasiones para él es un tema tabú. Por ello, la población considera, erróneamente, la halitosis una situación poco frecuente cuando, en realidad, es una condición bucal con una gran prevalencia entre la población, ya que alrededor de un 30% de la población adulta padece o ha padecido halitosis en alguna ocasión.
Etilogía erronea.
Se cree el origen de la halitosis es debido a problemas gastrointestinales. La realidad es que el 90% de los casos el origen está en la boca y solo un 10% se relaciona con otras patologías. El mal olor se debe básicamente a la presencia de compuestos sulfurados volátiles (CSV) asociados con el metabolismo proteico de las baterías anaerobias gram-negativas presentes en la superficie de la lengua, el surco gingival y otras áreas de la cavidad bucal. Otras causas intraorales frecuentes son las siguientes; cubrimiento lingual, uso de prótesis u ortodoncia, alveolitis, osteomelitis o el consumo de tabaco y determinados alimentos.
No existe profesional de referencia.
Muchos pacientes no asocian al odontólogo como el especialista responsable de su diagnóstico y tratamiento y en muchos casos intentan encontrar una solución por sí mismos o consultan con otros profesionales de la salud que no son los de referencia. La realidad es que el odontólogo es el profesional de referencia, quien se encargará de prevenir, diagnosticar y tratar la halitosis, además de dar a conocer su relevancia.
No tiene solución o tratamiento.
Muchas personas que padecen de halitosis no saben que su problemática se puede tratar, mejorar e incluso solucionar. Para combatir la halitosis es necesario hacer un diagnóstico diferencial atendiendo a toda la sintomatología que presente; después, aplicar un tratamiento específico a través de una dieta y unas pautasde higiene bucal con productos específicos.
Fuente: blogsaludbucal.es